Cerca del altar se colocaron reliquias de cada hombre - un recipiente con sangre de Juan Pablo II y piel de Juan XXIII. El hecho de que los dos santificados sean vistos como representantes de dos caras muy distintas de la Iglesia ha contribuido a un acontecimiento que Francisco I espera que funcione para acercar a los 1.200 millones de católicos tras una serie de escándalos de abuso sexual y financieros.
La ceremonia, que comenzó bajo una tenue lluvia, también contó con la presencia del antiguo Papa Benedicto, que se convirtió en el primer pontífice en seis siglos en renunciar al puesto. Benedicto caminó con bastón e iba vestido de blanco.
Su presencia dio a la ceremonia una ambiente surrealista al coincidir con el actual pontífice, además de los dos Papas enterrados en la basílica detrás del altar. Francisco se acercó dos veces a saludar a Benedicto XVI.
El Vaticano dijo que más de 500.000 personas llenaron la zona de la basílica, mientras que otros 300.000 observaron el acontecimiento desde las grandes pantallas de televisión en varias partes de Roma.
Cerca del altar se colocaron reliquias de cada hombre - un recipiente con sangre de Juan Pablo II y piel de Juan XXIII. El hecho de que los dos santificados sean vistos como representantes de dos caras muy distintas de la Iglesia ha contribuido a un acontecimiento que Francisco I espera que funcione para acercar a los 1.200 millones de católicos tras una serie de escándalos de abuso sexual y financieros.
La ceremonia, que comenzó bajo una tenue lluvia, también contó con la presencia del antiguo Papa Benedicto, que se convirtió en el primer pontífice en seis siglos en renunciar al puesto. Benedicto caminó con bastón e iba vestido de blanco.
Su presencia dio a la ceremonia una ambiente surrealista al coincidir con el actual pontífice, además de los dos Papas enterrados en la basílica detrás del altar. Francisco se acercó dos veces a saludar a Benedicto XVI.
El Vaticano dijo que más de 500.000 personas llenaron la zona de la basílica, mientras que otros 300.000 observaron el acontecimiento desde las grandes pantallas de televisión en varias partes de Roma.